lunes, 25 de enero de 2010

KANT: Experiencia y conocimiento a priori


Nociones: Experiencia y conocimiento a priori.

Kant identifica experiencia con el conocimiento sensible. Existen tanto en la sensibilidad como en el entendimiento unas formas trascendentales, que no dependen de la experiencia, y que son a priori, por lo tanto, que actuarán como un "molde" al que se tienen que someter los datos recibidos por la sensibilidad y los conceptos formados por el entendimiento. En consecuencia, tanto la sensibilidad como el entendimiento adquieren, aunque a distinto nivel, un papel configurador de la realidad.

Si podemos construir juicios sintéticos a priori es porque no todo nuestro conocimiento procede de la experiencia, aunque todo nuestro conocimiento comienza en la experiencia.
Primero recibimos impresiones o sensaciones, los sentidos nos permiten intuir o captar los objetos. El sujeto (cognoscente) unifica, ordena y estructura la materia bruta de las sensaciones, se añade una forma a priori, que no es un elemento empírico. Kant llama materia de la sensibilidad a lo dado por los sentidos y forma de la sensibilidad al elemento estructurante. Así queda superado el realismo, el objeto que conocemos no es una copia de la realidad obtenida sensorialmente.

Si analizamos el contenido de cualquier conocimiento, despojándolo de todo elemento procedente del entendimiento, a fin de quedarnos sólo con el conocimiento sensible; y una vez hecho esto analizamos ese conocimiento sensible, despojándolo de todo elemento perteneciente a la sensación, nos quedaremos sólo con la forma del conocimiento sensible. Tendremos entonces la forma pura de la sensibilidad.

En el caso de los objetos que nos representamos como exteriores a nosotros, como una mesa o una casa, por ejemplo, podemos prescindir de cualquier representación sensible (tamaño, forma, color) pero no podemos prescindir de representárnoslo como algo en el espacio. De modo similar, por lo que respecta a la intuición de los estados internos del sujeto podemos prescindir de todas sus características excepto de representárnoslos en relaciones de tiempo.

El espacio no puede ser una cosa, ya que las cosas existen en el espacio; si lo consideramos como una cosa tendríamos que concebir otro espacio que lo contuviese, y así indefinidamente, lo que resulta absurdo. El espacio tampoco puede ser un concepto empírico, dado que para representarme un objeto debo presuponer de antemano el espacio; por lo tanto, el espacio no puede proceder de la experiencia, sino que la precede. Si no procede de la experiencia ha de ser una representación a priori, independiente de la experiencia.
Según Kant existen dos modos de la sensibilidad, el sentido externo por el cual nos representamos los objetos en el espacio, y el sentido interno, por el cual intuimos en el tiempo nuestros estados psíquicos. El espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad o intuiciones puras. El resultado de la ordenación de las sensaciones (materia) en el espacio-tiempo (forma) es el fenómeno, que es el objeto de nuestra experiencia. Las matemáticas construyen sus juicios sobre las intuiciones puras del espacio (geometría) y del tiempo (aritmética).Esto explica que las proposiciones matemáticas tengan validez y sean aplicables a la experiencia, aunque no se construyan a partir de ella.

El entendimiento es la facultad de pensar el objeto dado en la intuición empírica, es decir, el fenómeno. Pensar supone subsumir (englobar un caso particular dentro de lo general) los fenómenos bajo conceptos que les dan unidad y significación. Hay conceptos empíricos (caballo) y a priori, que se llaman categorías, que son las estructuras a priori del pensamiento. La naturaleza entendida como el conjunto de los fenómenos, se encuentras sometida a la categorías, que son las condiciones de posibilidad de pensar la experiencia, las leyes físicas se imponen a la experiencia por el entendimiento. De este modo, adquieren necesidad y universalidad, haciendo posible la física como ciencia. Las leyes físicas sólo tienen validez para el mundo fenoménico. No conocemos ni las cosas en sí mismas ni las leyes a que están sometidas.



1 comentario:

  1. Conocer un objeto exige que yo pueda demostrar su posibilidad (ora, según el testimonio de la experiencia, por su realidad, ora a priori por la razón). Pero pensar, puedo pensar lo que quiera, con tal de que no me contradiga a mí mismo, es decir, basta que mi concepto sea un pensamiento posible, aunque no pueda ciertamente afirmar si en el conjunto de todas las posibilidades le corresponde o no un objeto.

    Kant Critica de la razón pura. Nota 11 del Prólogo De la segunda edición, en el año de 1787




    Nuestro conocimiento se origina en dos fuentes fundamentales del espíritu; la primera es la facultad de recibir representaciones (la receptividad de las impresiones), la segunda es la facultad de conocer un objeto mediante esas representaciones; por la primera nos es dado un objeto, por la segunda es éste pensado en la relación con aquella representación (como mera determinación del espíritu). Intuición y conceptos constituyen, pues, los elementos de todo nuestro conocimiento; de tal modo que ni conceptos sin intuición, que de alguna manera les corresponda, ni intuición sin conceptos, pueden dar un conocimiento. Ambos son o puros o empíricos.Empíricos, cuando una sensación (que presupone la presencia real del objeto) está contenida en ellos; puros, cuando con la representación no se mezcla sensación alguna. Esta última puede llamarse la materia del conocimiento sensible. Por eso la intuición pura encierra solamente la forma bajo la cual algo es intuido; y el concepto puro, sólo la forma del pensar un objeto en general. Sólo intuiciones puras o conceptos puros son posibles a priori; conceptos o intuiciones empíricas sólo son posibles a posteriori.

    Llamaremos sensibilidad a la receptividad de nuestro espíritu para recibir representaciones, en cuanto éste es afectado de alguna manera; llamaremos en cambio entendimiento a la facultad de producir nosotros mismos representaciones, o a la espontaneidad del conocimiento. Nuestra naturaleza lleva consigo que la intuición no pueda ser nunca más que sensible, es decir, que encierre sólo el modo como somos afectados por objetos. En cambio es el entendimiento la facultad de pensar el objeto de la intuición sensible. Ninguna de estas propiedades ha de preferirse a la otra. Sin sensibilidad, no nos sería dado objeto alguno; y sin entendimiento, ninguno sería pensado. Pensamientos sin contenido son vanos, intuiciones sin conceptos son ciegas. Por eso es tan necesario hacerse sensibles los conceptos (es decir, añadirles el objeto en la intuición), como hacerse comprensibles las intuiciones (es decir, traerlas bajo conceptos). Ambas facultades o capacidades no pueden tampoco trocar sus funciones. El entendimiento no puede intuir nada, y los sentidos no pueden pensar nada. Sólo de su unión puede originarse conocimiento.

    Kant Critica de la razón pura, Lógica trascendental

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